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martes, 11 de abril de 2017

El Jucio del Caos

¡¡¡Me llamo Iñigo Montoya, tú mataste a mi padre, prepárate a morir!!!
Iñigo Montoya, del libro La Princesa prometida de William Goldman.

Cuando dos guerreros tienen diferencias irreconciliables, está claro cómo pueden resolver su conflicto, pero… ¿Y los magos?

Bueno, hay muchas formas de resolver los combates de brujos. Famosas son las barbacoas humanas, tan multitudinarias como forzadas, organizadas por los piromantes pan tagnianos cuando se elige al sucesor del sacerdote supremo de Kakatal en la isla. O las competiciones de danza con silfos supremos, igual de espectaculares pero más seguras, de las seguidoras de Lassa que se realizan en las Islas Púrpura, con motivo del nombramiento de la sucesora de La Dama del Aire, cuando esta pasa a mejor vida.

Pero todo esto hace tiempo que se convirtió más en folklore global de los Reinos Jóvenes que peleas de hechiceros. Cuando hay cosas serias de verdad en juego, cuando dos brujos oscuros de auténtico nivel deciden que ya no hay lugar para los dos en el mundo, se recurre a la solución definitiva. Al Juicio del Caos.

¿Y qué es exactamente? Bueno, pues una competición a muerte (o mucho peor) entre dos hechiceros del Caos, que reclaman la mediación de los Dioses del Averno para decidir quién de ellos es el mejor.

El Juicio del Caos es un acto de mutuo acuerdo entre ambos contrincantes. Un complejo encantamiento, formulado en una lengua arcana, cuyo origen se pierde en los albores de la propia existencia, debe ser recitado por los dos contendientes. Cada uno de ellos lo hace de una de las dos partes que lo forman y al acabarlo, son transportados a una zona entre esferas, un lugar fuera del tiempo y espacio del resto del Multiverso, dónde se solucionarán sus diferencias de forma definitiva.

En este primer paso ya se solucionan gran parte de los conflictos. Pues si uno de los participantes no es capaz de recitar correctamente el encantamiento, los dioses del Caos se ofenden profundamente y el cuerpo del brujo que ha cometido el error empieza a arder lentamente, lo que le provoca una terrible muerte que puede alargarse varios días, dependiendo del humor con el que se encuentren los dioses en el momento de la invocación (suele ser entre malo y pésimo). Pueden arder los dos si ninguno es capaz de recitar correctamente su parte.

Pero si de verdad eran magos competentes y logran completar la invocación pueden aparecer en este espacio llamado Juicio del Caos. Lo más habitual de este lugar es que se materialice como un espacio parecido a un anfiteatro de oscura piedra, con un enorme altar en el centro de las gradas. Este altar está presidido por una antigua deidad del Caos. Algún dios sin seguidores, ya olvidado, que aún no ha desaparecido del Multiverso y se vale de apariciones cómo esta para no ser borrado de la memoria colectiva definitivamente. De hecho, cualquier Dios del Caos podría presidir uno de estos juicios si lo deseara, pero apenas hay constancia de que esto haya sucedido en miles de años, pues tienen cosas más importantes que hacer.

El resto de las gradas está ocupado por barones-demonio, semidioses del infierno o cualquier demonio lo suficientemente poderoso para codearse con esta selecta burguesía del Averno. En ningún caso pueden intervenir, pero sus aullantes voces acompañan el proceso incansablemente.

El espacio del Juicio del Caos, aparte de no pertenecer a ninguna de las realidades tangible, está formado por materia del caos en estado primigenio. A la señal del Juez Supremo que preside el evento, esta materia se transmuta en los cuerpos de los participantes y reacciona con el poder de los mismos. Ambos se convierten en demonios de dimensiones descomunales, unos seres aterradores, que cuanto más poderosos sean su amo de origen, más capacidades tendrán los mismos. Dentro del cuerpo de estos seres cohabitan los brujos retadores. El combate entre estos seres, que acaba siempre con la muerte de uno de ellos, es quien dirime el resultado del juicio.

Una vez finalizado el proceso, el perdedor no muere, pero queda terriblemente debilitado. Si el oponente decidiera perdonarle la vida, tardaría varios días en poder volver a moverse. Pero no es problema, eso no pasa nunca. El vencedor suele rematar al perdedor… o someter a su alma a tortura eterna mediante una serie de métodos que ahora sería largo de explicar.

En cuanto al ganador, se ve afectado por dos efectos.

El primero es que recibe un “impacto de alma” del perdedor. Todos sus conocimientos, experiencias y recuerdos son recogidos por la mente del ganador. Cabe destacar que un participante que no tenga un espíritu especialmente fuerte y entrenado podría llegar a enloquecer inmediatamente al recibir este impacto. Pero se supone que a este proceso sólo llegan los más poderos brujos y son capaces de soportarlo.

Una vez superado el impacto del alma, se crea lo que los eruditos llaman el “recuerdo fantasma”, que a la práctica conlleva el aprendizaje de los conocimientos del adversario, además de borrosos recuerdos, pertenecientes al perdedor, que pueden llegar a confundirse con los propios, pero que a la larga quedan como las reminiscencias de los sueños. Pese a todo, no hay duda que enfrentarse a varios Juicios del Caos a lo largo de una vida, suele acabar en demencia.

En segundo lugar, el demonio “contrincante” de la lucha que decide el ganador se concentra en una única pieza. Concretamente una daga. La conocida como “Daga del Juicio del Caos” o “Daga de Usha”. Cada una de ellas es única, pero un brujo con conocimientos profundos del Caos la reconocería rápidamente. Una pieza que no tiene precio para un hechicero oscuro. Se le atribuyen diferentes poderes y capacidades. Pero el único que se conoce seguro es que si te encuentras en medio de una batalla, donde el enemigo incluye el poseedor de una de estas dagas, es que te has equivocado de bando.


sábado, 28 de marzo de 2015

Los elementales en la obra original de Elric

En EODLD se hace referencia a discreción a unos entes que, aunque son habituales en las obras de espada y brujería, hemos pensado que vale la pena repasar, pues en cada escrito tienen una serie de especificidades que los hacen un poco diferentes de los demás.

Hablamos de los ELEMENTALES. Seres que hacen referencia a los elementos básicos de la naturaleza ( en este caso, fuego, aire, agua y piedra ). En Elric y por extensión en EODLD, estas personificaciones de las esencias de la naturaleza juegan un papel importante en la trama. En nuestra particular versión de los mundos de Moorcock también aparecen puntualmente otros tipos de elementales y la posibilidad de que hayan muchos más en la inmensidad del Multiverso ( leed “El Ejército Oscuro” y lo descubriréis ).

Centrándonos en las entidades que moran los Reinos Jóvenes, estos elementales son la representación de la Balanza en la esfera. Mientras que la Ley posee los portentosos Gólems mecánicos y el Caos a los demonios ( los seres más poderosos que se pueden encontrar en los mundos de Elric y EODLD ), la Balanza disfruta de los elementales como los seres que están dispuestos a defenderla, tanto a ella como a sus seguidores.

Al igual que las otras dos fuerzas, los más fieles seguidores de cualquiera de los cuatro dioses que representan a cada uno de los elementos, pueden convertirse en agentes, que disfrutan del favor de los mismos y la ayuda de poderosos elementales a su servicio.

Debido a la propia naturaleza de la energía vital que representa la Balanza, estos seres son substancialmente menos intervencionistas que los de las otras dos fuerzas antagónicas, pero eso no quiere decir que no sean poderosos. Vamos a conocerlos un poco más en profundidad.

Elementales de Fuego

Sin duda, estos entes serían lo más cercano al Caos que se puede encontrar dentro del elenco de la Balanza. Son seres ígneos, sin un cuerpo físico, sólo llamas que los moldean y dan forma ante los ojos de sus espectadores. Unas formas que varían, desde salamandras ( los menos poderosos ), hasta formas antropomórficas desprovistas de cualquier ropaje ( los mayores ) y llegando a titánicas formas abrasadoras de torbellinos o criaturas indefinidas por parte de los elementales de fuego superiores.

Pese a formar parte de la Balanza son muy peligrosos. En libertad tienen un carácter imprevisible y en manos de poderosos brujos, pueden imbuir sus poderes abrasadores a hojas de espadas o hachas, además de puntas de flecha. Que en la historia de EODLD, la máxima autoridad en esta materia sea una hechicera melnibonesa, Morsaga, no es casual. Seguramente Kakatal, el dios que los rige, sea la única entidad no caótica con un peso real en los hechiceros de la Isla del Dragón.


Elementales del Aire

Mucho más agradables, estos seres también llamados silfos, parecen una versión amable de sus compatriotas de fuego. Al igual que los primeros, son imprevisibles, pero por juguetones y volubles, más que por un instinto de causar daños.

Excepto los superiores, que al igual que los de otros elementos, no se les adjudica un aspecto concreto, todos tienen formas de una mujer andrógina semitransparente, aunque en muchos casos, aparecen con vaporosas vestimentas igualmente translúcidas. Los menores apenas tienen algo menos de un pie de altura y los mayores son de tamaño humano. Los superiores pueden tener forma de tormenta devastadora o cualquier aspecto imaginable.

Los poderes de los silfos son generar ventiscas, que varían dependiendo de su poder, de una brisa a un huracán destructor. Los grandes silfos incluso pueden transportar a una persona por el aire. Pero además, los elementales menores del aire, sirven como método de comunicación mágica, pues son capaces de volar de un punto a otro de los Reinos Jóvenes a gran velocidad y entregar mensajes, pues pueden tanto hablar como cantar.

La pantagniana Tison-Lern es la máxima autoridad en la esfera. La diosa que los rige es Lassa.

Elementales de Agua

La vaga forma femenina de estos seres, hace que sean casi una versión líquida de los silfos. También se les conoce como ondinas y tienen el honor de representar el elemento básico de la vida en la esfera. De hecho, cuando hablamos de los elementales de agua, hemos de pensar más en los aspectos luminosos de su substancia ( ríos, cataratas, aguas afables ), que en la parte más siniestra ( los océanos y sus horrores de las profundidades), pues en el segundo caso es un dios del Caos, Pyaray, quien rige estos aspectos más oscuros del líquido elemento.

Una ondina puede crear agua como para llenar una pequeña tinaja. Cuanto más poderosos mayor es el caudal que pueden generar de la nada, llegando a engendrar un pequeño mar de la nada si es necesario.

Los agentes de los Elementales del Agua poseen una característica única. Su dios, Straasha, es capaz de otorgarles armas y armaduras de cristal, poseedoras de grandes poderes, además de una belleza sin par.

La gentil hechicera Osniron, de las Islas Púrpura, es la sacerdotisa suprema de estos interesantes seres.

Elementales de Piedra

Conocidos también como gnomos, los elementales de piedra, al contrario que los de fuego, son los entes más cercanos en concepción a la Ley. Su inmutabilidad y sus formas, que recuerdan a los acorazados Gólems, los convierten en los elementales más grandes de todos los de la Balanza.

Enormes moles humanoides de roca, poseen una descomunal fuerza y la capacidad para fundirse con los minerales. Pueden mezclarse y desplazarse por una pared de piedra, el suelo, una montaña… en general, por cualquier lugar formado por piedra o tierra. Cuanto más poderosos, mayor es su tamaño.

Desde un volumen similar al de un humano hasta una montaña andante, los gnomos también son capaces de localizar metales o piedras preciosas en los subsuelos, aunque consideran inapropiado tomarlos, pues altera la obra de su dios, Grome.

Seguramente son la fuerza más representativa de la Balanza. En la obra de EODLD, muchos de los más poderosos conviven con los habitantes del Templo de la Balanza Cósmica, en Karlaak. De hecho esta megalítica construcción se realizó gracias a la intervención de grandes elementales de piedra. Fueron los primeros seres que la sacerdotisa Juno aprendió a invocar y les tiene un cariño especial.

El catedrático Turkyn es el mayor experto en la esfera sobre gnomos.

domingo, 30 de marzo de 2014

ARMAS ( parte II )

En la primera parte de este escrito hablamos de las diferentes armas que se pueden encontrar por todos los Reinos Jóvenes. En esta segunda narración nos vamos a centrar en las que se podrían considerar “épicas”. Es decir, las que se equipan los héroes y villanos de función, de PJs, de PNJs principales y de los personajes originales que pululaban en la obra de Moorcok. Armas y armaduras excepcionales sólo al alcance de los elegidos, en definitiva. Unos instrumentos de guerra construidos con la magia y la pericia de artesanos legendarios y bendecidas o malditas por sacerdotes de los diferentes cultos que pugnan por la hegemonía del mundo de EODLD.

Una aclaración importante. Estas explicaciones corresponden a las armas de El Ocaso de los Dioses, no a las de la obra original de Elric. De esta sólo haremos una referencia a la propia Stormbringer, el paradigma del arma del Caos: El mandoble demonio con poder para drenar almas.

Pero vayamos por partes. Partiendo de la base del diseño de un arma habitual, se puede generar una herramienta excepcional si se trata adecuadamente. Es decir, siguen siendo espadas, hachas, arcos, armaduras… pero con características que las hacen especiales.

El primer paso para crear un arma excepcional es común a todas las afiliaciones: Un buen artesano. Una arma templada a más temperatura, con acero más rico en carbono, forjada varias veces con técnicas de entrelazado de capas… secretos de los artesanos celosamente guardados y trasmitidos de generación en generación sólo a unos pocos elegidos. El buen hacer del herrero crea armas mejores, más afiladas y resistentes que las habituales. Esta es la mejor base para crear un arma de leyenda.

Ya en el artesanado, es posible que el arma empiece a definirse hacia el Caos, la Ley o la Balanza. En Melniboné, las espadas de los emperadores y de la alta nobleza se forjan con el fuego mágico de los dragones. Esto hace que sean más receptivas a ser imbuidas con poderes caóticos y demoníacos. En otros casos, como Pan Tang, también se utiliza el fuego de demonios para forjar armas superiores y que hacen más fácil que las magias demoníacas se apliquen en las mismas. La Ley, sin embargo, tiene seguramente los mejores artesanos de todos los Reinos Jóvenes y se basan en técnicas compartidas por los propios dioses legales con sus acólitos para la génesis de mandobles sólidos y armaduras impenetrables.

A partir de aquí, estas armas excepcionales, pueden pasar a ser épicas, pero cada fuerza predominante tiene su sistema.

I. La Ley


Los paladines de la Ley disfrutan de armas fiables y de un poder destructivo constante. Prácticamente indestructibles e imperecederas, las armas de la Ley se graban con las runas de Elgis, patrón de los ejércitos legales. Unas inscripciones de oro o plata imbuidas con el poder de la Ley en la esfera, que hacen que el arma sea más sólida y certera. En un caso excepcional, los elegidos son obsequiados con armas que se envían a Helos, la ciudad de culto a los Dioses de la Ley más importante en los Reinos Jóvenes. Allí reciben la bendición divina a través de los heraldos. Estas armas, además de todo lo antes mencionados, son especialmente poderosas contra demonios, muertos vivientes, espectros, y en general, con cualquier enemigo formado por las sustancia de su mortal enemigo, el Caos.

Además, otros seres creados directamente por los Dioses de la Ley, como los Ángeles del Apocalipsis tienen armas virtuosas entregadas en mano por los propios dioses.

II. La Balanza


Las armas de la Balanza seguramente son las más heterogenias de todas. Aparte de los bajo gravados rúnicos que les otorgan el poder de los elementos, hay una gran variedad de posibilidades de creación de herramientas de guerra excepcionales.

Por ejemplo, como se lee en el capítulo 12 del primer libro, antiguamente, poderosos Gnomos ayudaban a artesanos a forjar espadas bañadas en polvo de diamante, que las conviertían en mandobles mucho más letales y resistentes. También se sabe de espadas de piedra que los propios elementales superiores creaban aplicando una presión increíble al mineral y compactándolo en hojas indestructibles.

Los elementales de fuego se pueden atar para utilizarlos cuando son necesarios. Los seguidores de la Balanza tienen el visto bueno de sus señores para tener bajo su control a algunos de estos seres, que imbuidos en un arma cuerpo a cuerpo o en la punta de una flecha, provocan que, a criterio del portador, el metal se incendie y pueda quemar a sus objetivos, con todo lo que ello conlleva.

Y los señores elementales de agua pueden regalar a sus fieles agentes espadas de hielo, unas armas que no son especialmente duras, pero infligen un daño increíble a sus rivales, ya que cortan el acero con una facilidad pasmosa.

Es casi imposible resumir todas las posibilidades de estas armas, pero todas ellas nacen de la manipulación y amplificación de los diferentes elementos: agua, aire, fuego y tierra. Además, hay leyendas que hablan de otras razas de elementales desconocidos en los Reinos Jóvenes, con poderes inimaginables y que seguro podían influir en las armas de sus fieles de forma decisiva.

III. El Caos


En el Caos se pueden encontrar los poderes más destructivos de las tres fuerzas. Son tan terribles que a veces acaban consumiendo incluso a los propios portadores de las mismas. De hecho, Elric es, sobre todo, la historia de un príncipe melnibonés que utiliza una espada tan poderosa que va drenando su alma hasta condenarla a los infiernos más horribles que el albino pueda imaginar, guiando su destino a una fatalidad constante.

Las armas caóticas tienen intricadas runas en sus hojas cortantes. Unos alto grabados de maléfica y grotesca apariencia, que brillan en rojizos o lilosos colores. A diferencia de los casos anteriores, estas no otorgan propiedades especiales a las armas, pero las predisponen para dos elementos diferentes:
  1. Hace que los hechizos de combate como filo infernal sean más fáciles de aplicar, pues la naturaleza caótica de las inscripciones hace el arma más receptiva a estos conjuros.
  2. Prepara la hoja para albergar un demonio. Estas runas lo mantienen atado a la misma y hacen que sus poderes se trasmitan al arma, creando seguramente los instrumentos de combate más poderosos de los Reinos Jóvenes.
Volvemos al caso de Elric. Stormbringer es un demonio que habita en la espada del príncipe albino. Incluso en algún momento de la obra, toma forma y se manifiesta ante él. Este demonio tiene el poder de drenar las almas de sus contrincantes y hacerse más fuerte con las mismas. Así, cuando Elric hace uso de su mandoble, los que son dañados por la negra y aullante hoja, se debilitan y Elric se vuelve momentáneamente más fuerte… y descontrolado, ya que el alma maligna del demonio se introduce en su propio ser. En caso de prolongar un combate durante mucho tiempo, incluso puede llegar a perder la noción de lo que realmente está haciendo.

Este es un hecho extremo. En la mayoría de casos, el efecto de un demonio es que el arma sea más letal o que la armadura sea capaz de absorber mayor cantidad de daño sin que el portador se vea afectado por ello. Pero siempre hay que tener en cuenta que estamos tratando con un demonio, y eso puede acabar teniendo consecuencias nefastas, como vemos en el Códice del Capítulo 8 del primer libro, Daemonum invocationem II. No en vano, tener a tu disposición las armas más poderosas posibles, tiene que tener un precio.

Un último apunte. Cuando las armas no han sido bendecidas por ninguna fuerza, todas ellas son receptivas a los hechizos de combate del Caos. El filo infernal y armadura infernal son aplicables a armas del Caos que no tengan otros poderes demoníacos ya presentes, como una maldición de un dios caótico o un demonio atado a la misma, pero también son aplicables a armas sin runas de otras afiliaciones.

Para finalizar, un pequeño regalo sorpresa. La lista de armas de EODLD. Las únicas que no están incluidas son las melnibonesas. Son tan especiales, que las dejamos a vuestro libre albedrío e imaginación. Advertencia: esta lista es inventada y no tiene por que representar fielmente ningún arma del mundo real o de Elric. Es sólo una guía para un juego inventado.

Listado de ARMAS EODLD

lunes, 20 de mayo de 2013

¿Qué es un ladrón de sueños?

Definición según el libro "La Fortaleza de la Perla", de la saga de 'Elric de Melniboné'

Un ladrón de sueños hace exactamente lo que eso indica -empezó a decir-. Robamos los sueños. Originalmente, nuestro gremio estuvo compuesto por verdaderos ladrones. Aprendimos el truco de penetrar en el mundo de los sueños de otras gentes y robar aquellos que nos parecían más exóticos y magníficos. Gradualmente, sin embargo, la gente empezó a llamarnos para que robáramos los sueños no deseados, o más bien los sueños que atrapaban y acosaban a los amigos o familiares. Así pues, nos dedicamos a robar esa clase de sueños. Frecuentemente, no eran nocivos para nadie, excepto para la persona a la que tenían bajo su poder...

-¿Estáis diciendo que un sueño tiene algo de realidad material? -le interrumpió Elric-. ¿Que puede ser atrapado, como un libro de versos, o una bolsa de dinero, y quitárselo a hurtadillas a su propietario?

-Esencialmente, sí, así es. O más bien debería decir que los de nuestro gremio aprendieron el truco de hacer los sueños suficientemente reales como para manejarlos de ese modo. Para ello se necesita un cierto talento y mucho entrenamiento."

Los ladrones de sueños en EODLD

En la saga "El Ocaso de los Dioses" apenas aparecen un par de ladrones de sueños. Y de ellos, únicamente Lasse lo hace de forma habitual. El ladrón de sueños es una persona con sensibilidad hacía el mundo de la magia que ha recibido entrenamiento para poder concentrar su poder espiritual y entrar en el subconsciente de otras personas.

Habitualmente, quien se dedica a esta profesión suele hacerlo para ayudar a los demás. Los poderes de un ladrón de sueños pueden robar secretos, cambiar recuerdos e incluso estimulando los miedos de la víctima, volverla loca. Por ello generalmente no son apreciados por los nobles y magos, que les temen. Sin embargo, estos peculiares ladrones se han organizado en un pequeño gremio e intentan ganarse la vida ayudando al pueblo a librarse de sus pesadillas. 

En el primer libro, "La Plaga", sólo aparece una ladrona de sueños, en tres o cuatro ocasiones y siempre como un personaje secundario, sin nombre, que revolotea alrededor de los protagonistas (como les sucede en Tarantón y la Vieja Hrolmar). Será en el segundo libro, "El Ejército Oscuro", cuando cobre protagonismo. Destacar también que en la época del narrador del primer libro, Kirón se encuentra con un ladrón de sueños. Sólo que él, desconocedor del gremio, no lo sabrá reconocer.



Imagen de Lasse durante el ritual: "Llamada a los sueños".