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jueves, 27 de febrero de 2014

Imrryr, la Ciudad de los Sueños

Entre las diferentes villas y urbes que aparecen durante los viajes de Elric, el Emperador Albino, sin duda destacan dos por su relevancia y número de menciones: Tanelorn e Imrryr. Hoy me gustaría hablar un poco de mi favorita, la capital del Imperio de Melniboné y milenaria ciudad de Imrryr.

El Reino de Melniboné está formado por cuatro islas, pero sólo una de ellas, la más grande, está habitada en la actualidad. El resto quedaron progresivamente despobladas hasta el abandono cuando los melniboneses abandonaron los Reinos Jóvenes para recluirse en su capital. La isla que reúne a todos habitantes del reino es extensa. Casi tan grande como el reino Filkhar y mayor que el de Eshmir. No hay números claros sobre la cantidad de pobladores, algunos miles teniendo en cuenta que hay un ejército, sacerdotes, negocios y numerosos palacios, y sin duda están mayoritariamente concentrados en la única ciudad existente.

La capital de la isla es Imrryr. Durante su prolongada historia ha tenido muchos sobrenombres.  Fue llamada la Bella y también la Ciudad de los Sueños. En la obra original las palabras empleadas son "the Beautiful" y "Dreaming City".  Este segundo apodo ha sido traducido a veces como la Ciudad de Ensueño (frente a la Ciudad de los Sueños). No es precisamente lo mismo y yo prefiero la segunda opción. Siempre he visualizado la urbe como un lugar fantástico que debía impresionar profundamente a sus visitantes.

La ciudad, fue construida (o mejor elevada por tener cientos de torres) por sus habitantes sobre las cavernas donde los dragones moraban. De este modo se vinculaba el pueblo melnibonés con los reptiles alados, uniendo en cierto modo, su futuro (que en las novelas va en un misma dirección). Está situada en la costa sureste de la isla, con su puerto desembocando en el Viejo Océano. La mejor descripción de la ciudad es la que se hace en los propios libros de la saga:

"tall, scintillating towers, in lovely colours of rose-pinks and pollen yellows,
 purples and pale greens, mauves, browns, oranges, hazy blues, whites and powdery golds".

Traducido: torres altas y brillantes, en preciosos colores del rosa de las rosas y el amarillo del polen, morados y verdes pálidos, malvas, marrones, naranjas, azules brumosos, blancas y doradas en polvo.

Después de esta descripción, se podría evocar la imagen de una ciudad medieval llena de minaretes, aunque cambiando el color arena de sus construcciones por el mármol, la plata y el oro. En internet no hay demasiadas imágenes interpretando esta descripción. El comic ha sido más generoso en cuanto a la caracterización de la ciudad, aunque con frecuencia refleja una ciudad más oscura y primitiva de lo que dan a entender los libros. Expongo a continuación dos de ellas para facilitar una posible interpretación de como era la urbe.



Esta representación se basa en un post de http://www.allmystery.de/themen/uh43048-5465 . Se puede ver a la guardia custodiando el puerto y el singular perfil de la ciudad.



Esta segunda imagen, obtenida de http://www.greyhawkonline.com/grodog/ . Por desgracia, esta web se actualiza una vez al año. Sin embargo, la imagen, obra original de Frank Brunner, da una idea de como podría ser la ciudad.

Creo que ambas opciones aciertan en parte: la primera imagen refleja la monumentalidad del "skyline" y la importancia del puerto. La segunda nos muestra las cavernas de los dragones y los colores dominantes.

Como curiosidades y anécdotas, se pueden destacar varias:

- El palacio imperial, sito en Imrryr, permanecía oculto a ojos de extraños por millares de aves que, siguiendo un pacto entre el emperador y una señora de las bestias (una deidad).

- Se dice que por cada habitante nativo, había 10 esclavos. Era fácil distinguir a los altivos melniboneses de sus sirvientes. Sin embargo, para asegurarse su fidelidad, los tenían continuamente drogados.

- El acceso al puerto se hacía a través de un laberinto de cuevas, arrecifes, impresionantes acantilados y angostos corredores que impedían a las fuerzas enemigas organizarse para atacar. Además estaba protegido por una cadena, numerosas torres y gran cantidad de artefactos bélicos.



domingo, 24 de noviembre de 2013

Los Reinos Jóvenes

Los Reinos Jóvenes son principalmente el lugar donde transcurre la Saga de Elric de Melniboné, reconocida obra de Michael J. Moorcock. Situados en un mundo ambiguo, mezcla del medievo y la magia, una serie de reinos e imperios comparten tierras y mares en frágil equilibrio.



La información sobre estas naciones y sus problemas está documentada en numerosas páginas webs, foros de seguidores y, desde luego, en los propios libros. Dentro de las variables fuentes accesibles, nosotros recomendamos las de nuestros compañeros del blog Comunidad Umbría:
Las principales características de cada estado son ágilmente detalladas, incluyendo comentarios históricos y relaciones entre las propias naciones. Además, está todo en castellano.

Los Reinos Jóvenes en nuestra obra
Sin embargo, la escenificación de la saga transcurre dentro de una cierta ambigüedad que facilita el escribir nuevas obras, crear novedosas leyendas o jugar con el pasado de los personajes. Aprovechando esto, nuestra propia obra (de momento, una), adopta este entorno y lo desarrolla. Por ello, cualquier persona que conozca ampliamente la literatura escrita sobre los Reinos Jóvenes, no podrá dejar de sorprenderse por algunos cambios. No son una falta de respeto. Simplemente es que llevados por la imaginación hemos desarrollado algunas cosas y modificado muchas otras. Os ponemos algunos ejemplos.

Origen del mundo
En la obra original no llega a describirse con exactitud. Hay interpretaciones que dicen que es la Tierra en una realidad alternativa. También hay quien apuesta por que es una encarnación de las miles de facetas del único mundo que existe. Incluso se ha discutido sobre si no era más que la creación de unos dioses caídos en el olvido.
En nuestra obra la opción elegida se acerca mucho a esta última posibilidad. El origen de todo el Multiverso está en un único dios que acabó dividido en las tres principales facciones ahora existentes: Caos, Balanza y Ley. Estas se enfrentaron y el universo cambió una y otra vez, sacudido por poderes más allá de toda comprensión. Cuando la batalla acabó con muchos de ellos, la creación se estabilizó y es tal y como la conocemos ahora. Más adelante ya escribiremos un post explicándolo con detalle, aunque para los libros que estamos escribiendo no afecta demasiado. 

Situación de Melniboné
En los libros oficiales, Melniboné está en un precario equilibrio, a medio camino entre el estancamiento y la decadencia. No puedo dar más detalles porque podrían estropear a algún posible lector la historia. Sólo digamos que el principal protagonista de los libros es Elric de Melniboné. Este personaje es el catalizador de todas las historias que suceden.
En nuestra novela, Elric no existe ni ha existido jamás. Melniboné, aunque estancada, sigue siendo la nación más poderosa de los Reinos Jóvenes. Sus habitantes conviven en armonía con la magia, adoran e invocan a los dioses e incluso traen criaturas de otros planos para conseguir lo que desean. El pueblo melnibonés, aunque desprecia al resto de habitantes del mundo por incivilizados y débiles, no deja de vigilarlos pues extrae grandes beneficios por colaborar con ellos.

La isla de Pan Tang

El manual de rol "Hechiceros de Pan Tang" la describe como:

   "Una isla de negra roca obsidiana azotada por las tormentas. Se comenta en los Reinos Jóvenes que es un lugar de oscuridad, Caos y magia maligna. Pocos han conseguido poner un pie en sus orillas..."

Como descripción de su capital se mencionan algunas zonas: "el Vergel del Sufrimiento", la "Universidad de la Perversión", el "Jardín de los Huesos de Chardros", el "Museo de la Carne Temblorosa"... El clima es muy duro y un volcán ocupa buena parte de la isla.

En la obra no es así: los pan tangianos se han refinado y organizado. Han pasado de ser piratas a ser un reino expansionista. Siguen obedeciendo a su Teócrata, pero han reducido las matanzas internas a rencillas ocasionales. Tienen relaciones con algunos reinos y evitan contacto con los melniboneses. Podríamos decir que se han vuelto inteligentes: se enfrentan sólo a aquellos que pueden derrotar. Y de fondo tienen siempre algún plan que les permitirá controlar toda la esfera.

Por supuesto, hay muchas diferencias más: los reinos y sus poblaciones están más relacionadas y organizadas que en los libros originales. Hay numerosos señores feudales, pero todos se someten a sus reyes. También las tres grandes facciones se muestran mucho más: la Ley es una fuerza siempre presente, aunque con frecuencia no bienvenida. En las obras originales apenas mostraba algún paladín o sacerdote ocasional. Por otra parte, aquí los dragones son una fuerza viva y numerosa. En la obra de Moorcock eran pocos y vivían aletargados. Modificaciones que sirven a nuestros relatos para envolver la misteriosa aventura que viven Eibi, Antannos, Grey Ash, Worso y Hellmonk.


miércoles, 15 de mayo de 2013

El mar de los Olvidados

Cuando el Multiverso era aún joven y los dioses de las diferentes fuerzas pugnaban por ser los predominantes en sus afiliaciones, fuera al precio que fuera, había un pequeño mundo parecido al nuestro, donde el culto a esas divinidades lo dominaba todo.

Nombraban heraldos entre sus más fieles, otorgaban poderes a sus acólitos y absolutamente todo en aquel mundo giraba en torno al frenesí religioso. Los hombres se volvieron contra los hombres, pues no podían permitir que sus creencias no fueran la únicas y los dioses, ávidos de poder y notoriedad, tanto los del hirviente Caos como los de la inflexible Ley fueron aumentado su poder y su dominio sobre los seres que moraban en aquel mundo. Y mientras esto sucedía la Balanza no podía hacer nada por interponerse entre ambos. Sus seguidores eran minoría. ¡Quién quiere estar de parte de los que rechazan el poder de los Dioses!¡Quién quiere seguir siendo un simple mortal!. Así fue como aquel mundo se dividió en dos bandos irreconciliables y estalló una devastadora guerra que acabó con prácticamente todos los seres vivos del mismo.

Los dioses habían dado tanto poder a sus lacayos, habían creado seres tan poderosos en uno y otro bando, que cuando todos murieron, las almas de aquellos heraldos, titanes y semidioses, siguieron buscando a los dioses originales que les eran contrarios. Así fue cómo miles de estos sirvientes se enzarzaron en una lucha sin cuartel, atacando directamente a sus divinos contrarios, debilitando a todas las deidades de aquel mundo hasta el punto de convertirse tanto los unos como los otros en sombras de lo que fueron.

Pues ya nadie había para adorarles, sólo quedaban sus propias creaciones y ellos mismos, y sin la fuerza de sus acólitos, el poder divino que alimentaba tanto a unos como a otros se fue debilitando lenta pero inexorablemente.

El sacerdote Emygdius y su pequeña cofradía fueron los únicos que pudieron huir de la locura. Los últimos seguidores de la Balanza se habían refugiado en la montaña más alta del planeta, desde dónde pudieron observar con horror el espectáculo dantesco del fin de su mundo.

Y en aquel momento vieron claro que los dioses acabarían venciendo a sus atacantes y cuando lo hicieran, marcharían de ese mundo a otros que les harían correr su misma suerte. No podían permitirlo, así que invocaron a sus dioses de la Balanza, que se habían mantenido al margen hasta entonces y les pidieron ayuda para impedirlo. Estos les escucharon, pero para poder cumplir su deseo, no podían permitir que nadie quedara con vida en ese mundo, pues podrían volver a caer en la tentación de adorar a aquellos nefastos dioses del Caos y de la Ley y volver revitalizarlos. Así llegaron al terrible pacto que acabo con el conflicto. Emygdius y sus seguidores sacrificarían sus vidas y a cambio, los dioses de la Balanza alterarían la naturaleza, inundándolo todo hasta quedar el agua sólo por debajo de la propia montaña donde se habían refugiado. Con las almas de los sacrificados crearon infinitas cadenas que ataron a los dioses al fondo del gigantesco mar en que se había convertido el mundo de Emygdius y allí quedaron para siempre, torturados en una fosa abisal infinita por las almas de aquellos a los que habían dado poder sobre todas las cosas.

Dioses olvidados por los siglos de los siglos en un mundo de negras aguas. Sin sol, luna ni vida, apartados del resto del multiverso, con una pequeña isla que persiste como símbolo de la locura de los seres divinos y hasta dónde pueden llegar.

Un mundo que antiguos brujos melniboneses descubrieron hace cientos de años, creando allí un reducto de estudio, cuyo último propietario conocido fue el hechicero Samael, antes de caer en desgracia. Con él se perdió el secreto del acceso al mar de los Olvidados… hasta ahora.


El lugar del sacrificio de Emygdius y los suyos