miércoles, 25 de diciembre de 2013

ARMAS ( parte I )

Stormbringer, nombre que se eligió para el primer libro de rol basado en las historias de Elric de Melniboné, es como se conoce a la legendaria espada demoníaca que pertenece al albino príncipe, protagonista de la fábula de Moorcock. Y es que tanto en EODLD como en los originales de Elric, las armas juegan un papel crucial en el trasfondo de las aventuras que se narran.

En la saga original, prácticamente todas las armas mágicas son únicas, exiguas en número y de casi imposible adquisición por parte del interesado. En la obra de EODLD, dada la interactividad que requería su planteamiento inicial, este aspecto se ha intentado normalizar, aunque los objetos de mayor poder siguen siendo inalcanzable, incluso para los PJs más expertos.

Haciendo un paralelismo con nuestro mundo conocido, podríamos decir que el grado de evolución tecnológico del armamento se encuentra en los inicios de la Edad Media Clásica. Nada de pólvora, sólo armas de hierro y aleaciones. Los arcos son de uso común y las ballestas, difíciles de ver. Y en cuanto a las armas de asedio grandes, hay catapultas, lanza piedras y grandes ballestas de uso naval ( o diseños especiales, como los de la resistencia de Ilmiora ). Pero, debido a la naturaleza del propio mundo de EODLD, hay grandes cambios respecto al mundo “real”.

La naturaleza de las armas

Para empezar, los melniboneses poseen un grado de refinamiento artesanal inabarcable para los humanos. Además de los metales, pueden usar el fuego de sus dragones para templar espadas que están a años luz de las de los otros reinos. De esos mismos seres, pueden aprovechar escamas, huesos y tendones para fabricar arcos con una potencia increíble o armaduras y escudos ligeros, impenetrables e invulnerables al fuego, entre otras muchas cualidades. Y todo eso sin tener en cuenta el poder de la magia con la que son capaces de imbuir sus creaciones. Pero este es un tema que trataremos más adelante.

Representación de Caballero Melnibonés
Los pantangianos, esporádicamente usan el fuego de demonios para alcanzar cotas de perfeccionamiento en su equipamiento, que es inferior al de los melniboneses, pero está por encima del resto de humanos. También son capaces de utilizar la magia del Caos para crear armas terribles.

Las fuerzas de la Ley son un capítulo aparte. No usan ninguna magia, pero disponen de artesanos excepcionales, iluminados por los propios dioses legales, que dotan a sus acólitos de unos conocimientos que estarían lustros por delante del resto de herreros humanos. Además, pese a que no pueden aplicar ellos mismos la magia a las armas que crean, los campeones y acólitos más fervientes, pueden implorar a los dioses que doten a sus armas de una fuerza, rigidez y capacidad de corte cuasi místicas. Por si esto fuera poco, los heraldos de la Ley son capaces de crear engendros mecánicos llamados Gólems. Enormes armaduras rellenas de mecanismos que funcionan con magia divina y que se convierten en insuperables máquinas de batalla. Pero, como se desprende de todo este párrafo, en la Ley, todo funciona porque los dioses correspondientes lo permiten y lo asignan, no porque sus seguidores sean poseedores de un poder real para actuar de forma autónoma, concediendo armas y seres mágicos a quien ellos lo crean oportuno. En la Ley, todo sigue una estructura jerárquica inquebrantable.

No son tan comunes como podríamos pensar

Dejando aparte estos tres puntos, el resto de los pobladores de los Reinos Jóvenes, tienen que sobrevivir al duro día a día con armas convencionales de sobras conocidas. Los aldeanos, campesinos y otros pacíficos ciudadanos no usan armas en el sentido estricto de la palabra. Pueden tener hoces, palas, picos y otros instrumentos del campo que se pueden llegar a utilizar como tal. Quizás alguna espada familiar de algún antepasado que antaño fue soldado, pero es extraño. Los comerciantes suelen tener dagas para defenderse, aunque son conscientes que para los viajes necesitan mercenarios. Los arcos de caza si son comunes en todos los lugares, pues los bosques abundan y el dinero escasea, así que un conejo o perdiz puede salvar un par de días del hambre a los más humildes.

Los marineros tienen a su alcance arpones, dagas y la famosa hacha de los mares, una gran hacha de una sola hoja que se utiliza para cortar los amarres y que se convierte en una gran aliada en las refriegas marinas en las que suelen verse envueltos los trabajadores del océano en sus quehaceres cotidianos.

Los ejércitos regulares son los únicos que utilizan armas fabricadas “en masa”. La espada ancha de una mano o el hacha de batalla, complementada con un escudo de metal o madera es el equipamiento más habitual en la infantería. Les acompañan los piqueros, con largas lanzas para enfrentarse a la caballería, y una espada para cuando llegan al cuerpo a cuerpo. La última unidad habitual en el grueso de las tropas son los arqueros. Todos estos peones suelen ir ataviados con armaduras de cuero reforzado en el mejor de los casos.

Fuera de lo que podríamos considerar el grueso del ejército están los caballeros, nobles y mercenarios. Aquí es dónde podemos encontrar la variedad más importante de armas. Las morning star son bolas de pinchos atadas con una cadena a un mango, y resultan un arma muy poderosa y con gran capacidad para desarmar al rival. Por el contrario, no son útiles para bloquear golpes enemigos, por lo que siempre se complementan con un escudo. Las grandes hachas que se manejan con las dos manos son típicas de bárbaros y lormyrianos. Las hachas de batalla de doble hoja, los arcos de caza bárbaros y las armaduras y escudos de roble enrunadas, son el sello de distinción de los nómadas el Erial de las Lágrimas, con un equipo tan exótico como efectivo en el campo de batalla.

Pero la reina absoluta de las armas cuerpo a cuerpo ( por prestigio, más que por practicidad ) es sin duda la espada a dos manos ( mandoble ).

Estas espadas sólo están al alcance de militares con rango, caballeros, nobles y en general, aventureros que tengan un alto poder adquisitivos para hacerse con ellas. Estas largas y elegantes espadas son el arma por excelencia para aplicarles el poder de la magia ( ya sea del Caos, la Ley o la Balanza ), ya que en sus enormes hojas es posible tallar las runas mágicas necesarias para contener los poderes que cada facción puede ofrecer a sus seguidores.

En la segunda parte de este artículo veremos cómo el poder de la magia influye en las armas, sobretodo en estos mandobles, para convertirlas en instrumentos con una capacidad de destrucción casi ilimitada. Atentos…