Stormbringer, nombre que se eligió para el primer libro de
rol basado en las historias de Elric de Melniboné, es como se conoce a la
legendaria espada demoníaca que pertenece al albino príncipe, protagonista de
la fábula de Moorcock. Y es que tanto en EODLD como en los originales de Elric,
las armas juegan un papel crucial en el trasfondo de las aventuras que se
narran.
En la saga original, prácticamente todas las armas mágicas
son únicas, exiguas en número y de casi imposible adquisición por parte del
interesado. En la obra de EODLD, dada la interactividad que requería su
planteamiento inicial, este aspecto se ha intentado normalizar, aunque los
objetos de mayor poder siguen siendo inalcanzable, incluso para los PJs más
expertos.
Haciendo un paralelismo con nuestro mundo conocido,
podríamos decir que el grado de evolución tecnológico del armamento se encuentra en
los inicios de la Edad Media Clásica. Nada de pólvora, sólo armas de hierro y
aleaciones. Los arcos son de uso común y las ballestas, difíciles de ver. Y en
cuanto a las armas de asedio grandes, hay catapultas, lanza piedras y grandes
ballestas de uso naval ( o diseños especiales, como los de la resistencia de
Ilmiora ). Pero, debido a la naturaleza del propio mundo de EODLD, hay grandes
cambios respecto al mundo “real”.
La naturaleza de las armas
La naturaleza de las armas
Para empezar, los melniboneses poseen un grado de
refinamiento artesanal inabarcable para los humanos. Además de los metales,
pueden usar el fuego de sus dragones para templar espadas que están a años luz
de las de los otros reinos. De esos mismos seres, pueden aprovechar escamas, huesos
y tendones para fabricar arcos con una potencia increíble o armaduras y escudos
ligeros, impenetrables e invulnerables al fuego, entre otras muchas cualidades.
Y todo eso sin tener en cuenta el poder de la magia con la que son capaces de imbuir
sus creaciones. Pero este es un tema que trataremos más adelante.
Los pantangianos, esporádicamente usan el fuego de demonios
para alcanzar cotas de perfeccionamiento en su equipamiento, que es inferior al
de los melniboneses, pero está por encima del resto de humanos. También son
capaces de utilizar la magia del Caos para crear armas terribles.
Las fuerzas de la Ley son un capítulo aparte. No usan
ninguna magia, pero disponen de artesanos excepcionales, iluminados por los
propios dioses legales, que dotan a sus acólitos de unos conocimientos que
estarían lustros por delante del resto de herreros humanos. Además, pese a que
no pueden aplicar ellos mismos la magia a las armas que crean, los campeones y
acólitos más fervientes, pueden implorar a los dioses que doten a sus armas de
una fuerza, rigidez y capacidad de corte cuasi místicas. Por si esto fuera
poco, los heraldos de la Ley son capaces de crear engendros mecánicos llamados
Gólems. Enormes armaduras rellenas de mecanismos que funcionan con magia divina
y que se convierten en insuperables máquinas de batalla. Pero, como se
desprende de todo este párrafo, en la Ley, todo funciona porque los dioses
correspondientes lo permiten y lo asignan, no porque sus seguidores sean
poseedores de un poder real para actuar de forma autónoma, concediendo armas y
seres mágicos a quien ellos lo crean oportuno. En la Ley, todo sigue una
estructura jerárquica inquebrantable.
No son tan comunes como podríamos pensar
No son tan comunes como podríamos pensar
Dejando aparte estos tres puntos, el resto de los pobladores
de los Reinos Jóvenes, tienen que sobrevivir al duro día a día con armas
convencionales de sobras conocidas. Los aldeanos, campesinos y otros pacíficos
ciudadanos no usan armas en el sentido estricto de la palabra. Pueden tener
hoces, palas, picos y otros instrumentos del campo que se pueden llegar a
utilizar como tal. Quizás alguna espada familiar de algún antepasado que antaño
fue soldado, pero es extraño. Los comerciantes suelen tener dagas para
defenderse, aunque son conscientes que para los viajes necesitan mercenarios. Los
arcos de caza si son comunes en todos los lugares, pues los bosques abundan y
el dinero escasea, así que un conejo o perdiz puede salvar un par de días del
hambre a los más humildes.
Los marineros tienen a su alcance arpones, dagas y la famosa
hacha de los mares, una gran hacha de una sola hoja que se utiliza para cortar
los amarres y que se convierte en una gran aliada en las refriegas marinas en
las que suelen verse envueltos los trabajadores del océano en sus quehaceres
cotidianos.
Los ejércitos regulares son los únicos que utilizan armas
fabricadas “en masa”. La espada ancha de una mano o el hacha de batalla,
complementada con un escudo de metal o madera es el equipamiento más habitual
en la infantería. Les acompañan los piqueros, con largas lanzas para
enfrentarse a la caballería, y una espada para cuando llegan al cuerpo a
cuerpo. La última unidad habitual en el grueso de las tropas son los arqueros.
Todos estos peones suelen ir ataviados con armaduras de cuero reforzado en el
mejor de los casos.
Fuera de lo que podríamos considerar el grueso del ejército están
los caballeros, nobles y mercenarios. Aquí es dónde podemos encontrar la
variedad más importante de armas. Las morning star son bolas de pinchos atadas
con una cadena a un mango, y resultan un arma muy poderosa y con gran capacidad
para desarmar al rival. Por el contrario, no son útiles para bloquear golpes
enemigos, por lo que siempre se complementan con un escudo. Las grandes hachas
que se manejan con las dos manos son típicas de bárbaros y lormyrianos. Las
hachas de batalla de doble hoja, los arcos de caza bárbaros y las armaduras y
escudos de roble enrunadas, son el sello de distinción de los nómadas el Erial
de las Lágrimas, con un equipo tan exótico como efectivo en el campo de
batalla.
Pero la reina absoluta de las armas cuerpo a cuerpo ( por
prestigio, más que por practicidad ) es sin duda la espada a dos manos (
mandoble ).
Estas espadas sólo están al alcance de militares con rango,
caballeros, nobles y en general, aventureros que tengan un alto poder
adquisitivos para hacerse con ellas. Estas largas y elegantes espadas son el
arma por excelencia para aplicarles el poder de la magia ( ya sea del Caos, la
Ley o la Balanza ), ya que en sus enormes hojas es posible tallar las runas
mágicas necesarias para contener los poderes que cada facción puede ofrecer a
sus seguidores.
En la segunda parte de este artículo veremos cómo el poder
de la magia influye en las armas, sobretodo en estos mandobles, para
convertirlas en instrumentos con una capacidad de destrucción casi ilimitada. Atentos…
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